miércoles, 29 de febrero de 2012

Casi acaba contigo aquella forma tan sucia que tenía de malquererte.

Siempre fui un cobarde. Es más,fui el más sucio y rastrero de los miedosos. Andaba tras tu sombre,ocultándome en  el fuego de tus ojos,tras tus ganas de pisotear mis pesadillas,con la fuerza de unos dieciocho recién cumplidos. Y yo...yo sólo sabía temblar.Mas te quise como jamás sabré querer a nadie más.Pero te quise de esa forma,de esa manera que tan poco te gusta.Te quise en silencios de hielo y madrugadas que pasaste sola en una esquina de la cama. A ti,a ti que odiabas que no dejaran que tu risa cortara el aire, a ti,que no querías más sábana que unos brazos rodeando tu espalda. Te quise con miedo.Te quise mal.
Te miraba desde cualquier esquina,dando saltos,buscando mi atención.Reclamando lo que te correspondía.Venías a quemarme con tus ganas de ser querida,y al final era yo quién te abrasaba con las noches heladas y la fría y aparente indiferencia. Y te juro que te quise.Te juro que me gustaría jurar como hacen los valientes,sin sílabas de por medio,con los ojos,con las manos,con el corazón.
Te miraba marchitarte día tras día,yo te miraba sin ganas de vivir,ni de querer,ni siquiera de hacer daño.Respiraba con desgana,te observaba entre el humo de mi cigarrillo,con las paredes de nuestro pisito amarillentas y el aire colapsado de terror. Con el salón a diez grados bajo cero y la sangre recorriendome a duras penas.
Fue entonces,cuando hice lo que fue quizás el acto más valiente de mis treinta y siete inviernos. Fue una medianoche. Llegaste y te plantaste desnuda ante mí. Creí que era uno más de tus vanales intentos,creí que tal vez buscaras que me acercara aunque fuera a echarte un medio polvo rapido entre ceniza y whisky barato.Pero no me moví,cariño. Me quedé impasible,vaso en mano,la otra jugueteando con la piedra gastada del mechero. Estaba completamente ebrio,más de miedo que de alcohol,pero me apestaba el alma igualmente. Fue entonces.Rodaron dos gotas cristalinas de tus ojos hasta tu pecho.Y a partir de ahí vinieron un millón más. Lloraste,lloraste como jamás ha llorado un ser,con el dolor en los pómulos,pero quieta,callada,con la mirada rota y fija en mí. Lloraste hasta que los rayos de sol llegaron a tocarte la espalda desnuda. Y yo pasé la noche mirándote,a ratos con un macabro sentimiento de placer,a ratos con pánico a que te quebraras de un momento a otro y ni siquiera tuviera el valor de recoger los pedazos.Lloraste horas,y hubieras llorado días si te hubiera dado la oportunidad. Te miré una última vez,miré el daño,la vida rota,el alma triste,las noches solas.Y me levanté.Te lancé las llaves y me giré despidiéndome con un movimiento cansado de la mano. Reuní el valor suficiente para marcharme de tu vida,para salir de debajo de tu sombra,para dejarte vivir tranquila.Ambos sabemos que fue lo más valiente,lo más bonito que hice por ti.

1 comentario:

  1. Ayyyy, siempre lo digo, tus entradas deberían de estar recogidas y ser premiadas, en serio. Esto es gloria, leerte es como tener esa virtud para sentir lo que quieres transmitir, en serio, me encanta. Debes de tener las manos de oro querida, y me siento orgullosa de haberte encontrado y tener el gran placer de poder leerte :)

    ResponderEliminar